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26/11/14

Un encuentro especial con Dios



 Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra.
 Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.
(Exodo 19:5,6)

He encontrado este pasaje de las Santas Escrituras bien alentadoras para nuestra vida.  Si bien es cierto que de vez en vez nos encontramos con ciertas dificultades o dilemas en el transitar diario, Dios viene en nuestro rescate  y nos da la salida.


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El enfoque que quisiera darle a estos pasajes es para edificación y que tomemos animo cuando sentimos que no somos nada, o cuando pasamos por alguna clase de rechazo.


En el contexto histórico, vemos que el pueblo de Israel desde que salió de Egipto fue pasando por diferentes etapas o procesos, de un largo viaje con todo tipo de desafíos.  Hasta que llegaron al Monte Sinaí. En donde tuvieron un encuentro con el Señor, siendo Moisés un intermediario entre el hombre y Dios.


Lo que me agrada es que el Señor dice que si prestáramos nuestros oídos a su voz, y guardáramos su pacto (es decir, sometimiento y obediencia)  seriamos un especial tesoro sobre todos los pueblos.
Tal vez surge la pregunta: ¿Tiene Dios acepción de personas? La respuesta es que No.

Pero Dios honra a quien le honra a Él.

Entonces luego de un largo camino, el pueblo tuvo un encuentro con Dios. 

Y reinarán en tus tiempos la sabiduría y la ciencia, y abundancia de salvación; el temor de Jehová será su Tesoro (Isaías 33:6).

¿Cuales elementos estaban presentes para ese encuentro?

El pueblo.  Moisés, como intermediario. Dios. Preparación para presentarse santificados.  El monte Sinaí.

El pueblo estuvo de acuerdo en hacer todo lo que Dios les ordenara.

Hoy día cada quien puede tener un encuentro personal con el Señor. 

¿Qué necesitas?
Tener la disposición,  estar atento para escuchar, intimidad (tiempo a solas), santificación.
Una lección práctica que se puede aplicar al día a día, es que para Dios somos un especial tesoro.


 Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra (Deuteronomio 7:6).


¿Qué hace una persona con un tesoro?  Lo cuida.

Así es nuestro Dios, que nos cuida aún hasta de nosotros mismos.

Entiendo que estas palabras también pueden dirigirse para aquellas personas que han sufrido por la causa del rechazo, en cualquier ámbito. 

 Pero a vosotros Jehová os tomó, y os ha sacado del horno de hierro, de Egipto, para que seáis el pueblo de su heredad como en este día (Deuteronomio 4:20).

Aunque el mundo y lo que el contiene nos rechace, existe un Dios Soberano y amoroso que nos llama, para que tengamos comunión con Él y para que seamos parte de su gran familia.  

En cualquier oportunidad que tengamos es bueno subir al monte (simbólicamente) y derramar todo lo que sentimos en el corazón.  Expresarle a Dios todo lo que tenemos guardado.  Y también pedirle al Espíritu Santo que nos ayude a orar con entendimiento.

Pero entendiendo Jesús que iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey, volvió a retirarse al monte él solo (Juan 6:15).


Nuestro Señor Jesús (simbólicamente subía al monte) cuando se apartaba para orar en el silencio, en la tranquilidad, en la intimidad a su Padre Celestial.

 Y después que los hubo despedido, se fue al monte a orar (Marcos 6:46).

Hoy día no necesitamos de un hombre físico para que sea intermediario, tenemos a Jesús quien está a la derecha del Padre, intercediendo por cada una de sus ovejas, como el buen pastor que es.

Así que, si has pasado por un largo camino de luchas/pruebas, dispón en tu corazón tener un encuentro personal con Dios.  Prestando atención a la palabra que recibirás.

Y si Dios no responde enseguida, aférrate más a su palabra, y pide que te llene de templanza, paciencia, para aceptar su voluntad  y esperar en Su Tiempo.

No hay formulas mágicas, no hay atajos, pero si ponemos de nuestra parte Dios nos dará la victoria. Y aun cuando el cansancio nos arrope, El enviará personas a darnos aliento,  a ayudarnos a sobre llevar la carga el uno con el otro. 

Paz y Gracia