Acordaos de la mujer de Lot.
Dios te
bendiga más amado lector!
En el día de hoy, tocaremos un punto de análisis, llamado Acordaos de la mujer de Lot. Queremos lograr con este punto de análisis una creación de conciencia más clara de lo que es seguir el camino de Dios. Pido la guía del Espíritu Santo para que nos ilumine a lo largo de este escrito.
Iniciamos!
Tomaremos el verso:
Acordaos de la mujer
de Lot. (Lucas 17:32).
Este pasaje se desenvuelve en el contexto de
Jesús hablando acerca de la venida del reino, donde los fariseos le preguntan a
Jesús qué cuando es la venida del reino, y el Maestro les da una respuesta
propia de Él.
Cita que en los días de Lot la gente llevaba
una vida desenfrenada en la que todos comían, bebían, hacían todo lo que querían,
y cuando llegó el momento de la destrucción de la ciudad fue con azufre y
fuego. Por qué fue destruida Sodoma y Gomorra? Pues por el pecado.
Lot recibe la orden de no mirar atrás, que tome
sus hijas, esposa y se vayan y no miren atrás. Pero qué acontece? Que la mujer
de Lot miró atrás y se convirtió en estatua de sal.
Aquí es donde centraremos nuestro punto de análisis,
el mirar atrás cuando debemos
avanzar hacia la meta.
Como principio: el que decide seguir a Jesús
debe negarse a sí mismo. Llevar su cruz cada día.
Qué es negarse a sí mismo? Es olvidarnos de
nosotros mismos en nuestra naturaleza humana, para que el hombre/mujer
espiritual se vivifique y podamos buscar el reino de Dios en primer lugar,
además de que podamos cumplir con la
voluntad de Dios. Dice la Escritura:
El que ama a padre o
madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí,
no es digno de mí; y el que no toma su
cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. (Mateo 10: 37, 38).
Qué es la cruz? La cruz es prototipo de tu
propia vida con sus problemas, preocupaciones, temores, sueños, etc.
Una vez decidido seguir al Maestro debemos seguir
hacia adelante, mirando la meta. Creyendo en que recibiremos el galardón de la
vida eterna.
Pero en este proceso es donde dejamos atrás todo
lo que éramos y teníamos antes de
pasar de muerte a vida. Cuando Cristo entra en tu vida, las cosas cambian,
desde tu forma de mirar hasta lo que menos te puedas imaginar.
Dejamos atrás todas nuestras vanidades, y cosas
que si miramos bien a la final no son de provecho.
Por qué no mirar atrás? Porque cuando miramos
atrás miramos todas las cosas que nos gustaban, miramos todas las ofertas que
nos hacen el mundo, todas las tentaciones, los antiguos amigos con los que
antes solíamos hacer tantas cosas.
Amado, si alguna vez miramos atrás que sea para
acordarnos del camino por donde Jehová nos ha traído, que sea para ver nuestro
progreso.
El mirar atrás es como vivir en el pasado,
aferrarnos a lo que una vez fuimos. Nos convertimos en estatua de sal.
Esto es lo que sucede al mirar atrás: nos paralizamos y nos
detenemos en el propósito de Dios para nuestras vidas.
La mujer de Lot por mirar atrás no pudo
alcanzar la salvación que Dios había hecho para ella y su familia. Quiso ganar
su vida y la perdió.
El que halla su vida,
la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará. (Mateo 10:39).
Cuando estamos pendientes a lo de “atrás”, el
ministerio dado a nosotros también se paraliza, se estanca, no rinde sus
frutos. Sigue avanzando hacia lo que Dios quiere en tu vida, hacia las promesas
de Dios para ti.
Muchas veces al mirar atrás, lo que hacemos es
retroceder. Se nos presentan todo tipo de excusas para no seguir adelante, es
como retirarnos del campo de batalla. Dice el libro de hebreos:
Mas el justo vivirá
por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden
para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma. (10:38 y
39).
Al mirar atrás no agradamos a Dios. Por lo
regular mirar atrás es como con un querer devolverse, y esto nos lleva a perdición. Sí a
perdición. Produce perdidas en lo
espiritual principalmente y luego en lo natural ya no somos los mismos. El brillo
de Cristo no está con nosotros. Lo creas o no, algo cambia.
Nuestro último estado se vuelve peor que cuando
le entregamos la vida a Cristo. Lo peor es que si no reconsideramos a tiempo
hasta nuestra alma se pierde.
Mirar atrás es perder el enfoque en Jesús, en
la fe y en lo que hemos de recibir como coherederos junto con Cristo.
Qué hacer entonces?
Amado, una vez elegiste el camino de Dios,
sigue adelante mirando a Cristo, sigue fortaleciendo tu fe, vendrán momentos de
tempestad, pero ellas son necesarias para empujarnos hacia el propósito de Dios
en tu vida, en la medida que mantenemos la mirada en el Señor el hombre/mujer
interior se va vivificando, en el Poder del Espíritu Santo dejaremos atrás todo
lo que Dios quiera que dejemos atrás para que no tengamos cargas en este viaje.
Acordaos de la mujer de Lot, que quiso
ganar su vida y la perdió. Cuya salvación se perdió, y no alcanzó las
bendiciones de parte de Dios.
Estamos llamados para vencer, para alcanzar
salvación.
Estamos llamados para ser bendición, y luz en
tu alrededor.
Te invito a dejar tus aportes, sugerencias, comentarios. Serán bien recibidos.
Paz y Gracia.
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