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27/2/15

La Conversión paso por paso

La conversión




Dios te bendiga más! 



Para el día de hoy tenemos una pequeña reflexión/estudio sobre la conversión, a Cristo. 

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Estamos en una sociedad en donde muchas cosas son “normales”, donde:

Levantar falsos testimonio en contra de otra persona es “normal”, porque eso es ser sincero.

Una infidelidad a la pareja es “normal” porque “los hombres son así” y las mujeres dicen  “sí él lo hace yo también puedo”.

La falta de humanidad es “normal” porque no es mi problema es el tuyo.

Hacer a un lado a todo el que se pueda, es “normal” porque hay que tener éxito por encima de la cabeza de quien sea.

Existen una infinidad de razones por las que muchas cosas son normales. Y lo peor de todo, es que cada vez más se pierde la consciencia.  La capacidad del respeto y el pudor.

Necesitamos convertirnos de muchas cosas.

El significado de conversión o convertirse es:

 Que el alma se vuelve del pecado a Dios. El apartarse del pecado es el paso del arrepentimiento, y el volverse a Dios es el acto de fe mediante el cual la salvación se hace posible.

¿A qué o quién nos convertimos? 

A Dios, aceptando a Cristo como nuestro Señor Y Salvador. 

¿Por qué nos convertimos a Dios?

Porque hemos entendido y reconocemos la mala vida que hemos llevado (de pecado), y nos damos cuenta que nuestra alma tendrá un destino al final de nuestros días.

Entendemos que sólo en Cristo obtendremos la paz que buscamos, y nuestra alma si así elegimos el camino de la vida, regresará a las manos de Dios. O en su defecto a un lugar de tormento.



17/2/15

Nuestra fe


Dios te bendiga más!

Para hoy tenemos una pequeña reflexión, acerca de la fe. Tanto que hablamos de ella, lo mucho que se menciona. En momentos especiales surgen algunas interrogantes.


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Acompáñame a descubrirlas!!

Cada creyente como hijo de Dios se verá afectado por situaciones que no le agrada, llegará  circunstancias que seremos nosotros mismos que la propiciaremos y otras en las que seremos llevados, así como Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto.


Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto. (Lucas 4:1).

Mientras atravesamos cualquiera de estas situaciones, hay un elemento que es común, constante que es la llamada Fe.

Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. (Hebreos 11:1)

Una buena pregunta puede ser, ¿cómo es nuestra fe en esos momentos?

¿Fe cuando todo está saliendo bien?

¿Sentimos fe cuando no todo está saliendo bien?

¿Depende nuestra fe de las situaciones? O son las situaciones las que dependen de nuestra fe?
Es un hecho claro de que la fe de todo buen creyente en Dios, debe estar basada en Cristo y lo que él hizo por nosotros.
Es la cruz de Cristo y su sacrificio lo que debe dar fundamento y sentido a la fe cristiana.

Como personas integrales que somos, tenemos emociones y sentimientos.  
¿Depende mi fe de cómo yo me sienta? ¿Depende mi fe de lo que yo tenga en cuanto a bienes o amistades?

Hay momentos que como seres imperfectos experimentamos la fe mental y lógica. Es decir, que con la razón y el conocimiento tenemos fe, sabemos que tenemos, pero será eso suficiente para salir adelante?

Dice el Apóstol Pablo en una de sus epístolas:

Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. (Filipenses 4:12)

Este verso nos enseña de que nuestra fe no debe estar basada en los momentos, y según nuestro estado de ánimo. 


En resumen, la enseñanza de esta reflexión es que todo lo que podamos hacer  y ser en el camino de Dios se encuentra en el fundamento de que Cristo nos ama, Él nos ama de manera personal, y que la fe nuestra va dirigida en El y hacia Él, poniendo nuestra mirada en El.

Aprendamos  que nuestra Fe, no depende de la razón, del sentimiento, de la emoción, está en Dios para su Gloria.


Paz y Gracia.