Ya casi se aproxima un nuevo año,
lo cual nos trae el recordatorio de las metas, y planes que nos propusimos en un inicio también
de año. Pasamos balance y obtenemos un
resultado.
Estamos nueva vez en esta etapa
de plantearnos nuevas metas, nuevos
proyectos. Y una inquietud surge en mí, y es la siguiente:
¿Le he
preguntado yo a Dios si esas metas que me he planteado están bajo su voluntad? ¿Le he consultado al Señor las metas que El tiene para mí
en este año nuevo?
Es un momento aceptable para hacer una parada y
evaluar esta parte. Primero ver qué quiere Dios, y luego todo lo demás.
Bien se aplica este verso bíblico:
Mas buscad primeramente el reino
de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
(Mateo 6:33).
El ocuparnos de las cosas del Señor,
nos traerá vida y gozo. Manteniendo nuestra mirada en Dios, en Cristo y su
palabra.
Es una realidad que todo aquel que
quiere agradar a Dios, se ve afectado por el bombardeo constante de ofertas, y
distracciones que lucen como “buenas” pero que en el fondo traen “daño,
perjuicio, muerte” al ser humano, el tener riquezas, aparentar tener una vida
excelente, y cosas por el estilo.
Entonces, ¿qué
podemos hacer?
Todos aquellos que queremos
agradar al Señor y andar en integridad, es conveniente detenernos y buscar en
oración el rostro de Dios, pidiendo la dirección del Espíritu Santo, para que
en este nuevo año, se establezcan y logren en nuestras vidas las metas que Dios
quiere en nosotros y si es su voluntad concedernos las que tenemos en nuestras
mentes.
Buscad a Jehová y su poder; Buscad
siempre su rostro. (Salmos 105:4).
Con esto digo, es bueno tener
proyectos, planes, y trabajar en pos de ellos, sin dejar de buscar el reino de
Dios, y lo que el Señor quiere para con nosotros.
Concluyendo, a la luz de este
nuevo ciclo, busquemos tanto la dirección de Dios y conforme a su voluntad que
nos conceda todos aquellos proyectos que hemos decidido emprender. Que nos conceda nuestro Señor Jesús la gracia
de poder encontrarle.
Buscad a Jehová mientras puede
ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. (Isaías 55:6).
Paz y Gracia
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