El agua amarga de mara
Es un tema para la educación cristiana y edificación de la fe, enfocando la amargura en uno de sus puntos externados en el ser humano
Tomaremos como punto de partida:
E hizo Moisés que partiese Israel del Mar Rojo, y
salieron al desierto de Shur; y anduvieron tres días por el desierto sin hallar
agua.
Y llegaron a Mara, y no pudieron beber las aguas de
Mara, porque eran amargas; por eso le pusieron el nombre de Mara.
Entonces el
pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber?
Y Moisés clamó
a Jehová, y Jehová le mostró un árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se
endulzaron. Allí les dio estatutos y ordenanzas, y allí los probó;
y dijo: Si
oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus
ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos,
ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo
soy Jehová tu sanador.
Y llegaron a
Elim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y acamparon allí
junto a las aguas.
(Éxodo
15:22-27)
Dios te continúe bendiciendo!!
Vamos a analizar este pasaje biblico, que si bien es cierto lo vemos que fue para aquella epoca, también nosotros hoy día pasamos por esto y que es? El desierto, la amargura, lo que nos lleva a la amargura.
Este texto es muy versatil en sus interpretaciones, pero la que nos compete hoy va en un punto, la amargura que puede ser por un momento dado o circunstancia, la cual es igualmente de peligrosa que la que se produce por una tristeza y se queda largo tiempo alojada en el interior de nosotros.
Acompáñame a darle un vistazo!!
Qué es la amargura?
La amargura la podemos entender como tristeza o
disgusto. Estado de disgusto o pesar prologando por no obtener lo que se
quiere. La amargura es un resentimiento que guardamos en nuestro ser. Es como
un “pendiente” con algo o alguien que no está resuelto.
En este contexto el pueblo de Israel atravesaba
el desierto, estaban en marcha, llegaron a Mara (que significa amargura). Por lo que podemos decir que el pueblo sentía
disgusto (pasajero) porque cuando la necesidad fue satisfecha volvieron a estar
en paz.
Hay varios puntos que podemos tocar de este
pasaje:
- El desierto,
efectivamente el pueblo de Israel estaba atravesándolo. Hoy día en su
concepción más natural el desierto es sinónimo de proceso. A cada quien le
toca un desierto diferente, Dios nos priva de algunas cosas para probar lo
que hay en nuestro corazón, después de la prueba, valoramos más aquello
que tenemos, nuestro carácter se forja a semejanza de Cristo. Dios puede
hacer amargo nuestro desierto para que acudamos a Él.
Y te acordarás
de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en
el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu
corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos (Dt 8:2).
- El pueblo de Israel llamó a las
aguas Mara, porque no podían beberla, era amarga. La amargura se manifestó
como un disgusto porque no podían beber el agua. Había una necesidad real,
la sed. En el desierto que atravesamos tenemos necesidades reales, como la
sed en el caso de este pasaje. Cuando sentimos la necesidad y no podemos
satisfacerla, sentimos disgusto, impotencia, sale la rebeldía, por lo tanto
sale lo que siente nuestro corazón. En el desierto se revela el verdadero
carácter de cada quien.
Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó
con maná,…. (Dt 8:3)
Por qué pasar por la aflicción de
las necesidades reales? Para que aprendamos que el hombre/mujer también vive de
la palabra que sale de la boca de Jehová.
- A pesar de lo doloroso o frustrante que sea el desierto, cuidémonos de no llegar al pecado. Después que el pueblo vio que no pudo beber agua, fueron y murmuraron contra Moisés. Te suena familiar? Muchos de nosotros cuando nos encontramos en la escasez murmuramos, nos quejamos, y si no tenemos cuidado pecamos de una forma muy fea. Qué hacemos? Tener dominio propio. Es cierto que en el momento puede suceder cualquier cosa, pero podemos aprender a tener dominio propio para refrenar nuestra lengua y todo nuestro ser del pecado. Cuando nos sentimos así, decimos palabras que pesan y luego el Espíritu Santo nos redarguye y llega el arrepentimiento y pedir perdón. Resistid la tentación.
Bienaventurado el varón que soporta la tentación;
porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha
prometido a los que le aman (St 1:12).
También diría bienaventurado el
varón/varona que soporta la prueba y la vence en el poder del Espíritu Santo de
Dios.
- Moisés clamó a Dios! Una de las
cosas que aprendemos en el desierto es a clamar al Dios del cielo y de la
tierra. Clamar es gritar con voz al cuello, es pedir algo con vehemencia,
se pide la ayuda y el favor de Dios. El hijo de Dios clama por la ayuda,
misericordia, por algo en especial a Dios.
Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas
grandes y ocultas que tú no conoces (Jer 33:3).
Diríamos pero eso fue a Jeremías!!
Sí fue a él, pero Jesús en el NT les enseño a sus discípulos a buscar a Dios en
oración.
- La provisión de Dios no se hizo
esperar, Jehová le mostró un árbol a Moisés con el cual las aguas se
endulzaron. Todavía en el desierto con la necesidad, y el clamor a Dios,
El proveyó. El tiempo de respuesta sólo Dios lo tiene en control. Como
hijos de Dios hagamos nuestra este verso, Dios provee, es difícil
contrarrestar la realidad con la verdad, pero se puede! Se muestra el carácter
del Dios Santo: misericordia, deidad, amor, paciencia.
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas
dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará
buenas cosas a los que le pidan? (Mt 7:11)
- Dios nos recuerda las reglas en
el desierto. Después que las aguas fueron endulzadas, Jehová Dios les recordó
que si oyeren su voz y guardaran sus estatutos no enviaría las
enfermedades con las que atacó al pueblo de Egipto. Nosotros ya tenemos
los estatutos de Dios inscritos en el corazón, cercana a la mano que es la
Biblia. Guardad la palabra en todo tiempo, en el tiempo del desierto como
en el tiempo del refrigerio.
Hijo mío, no te
olvides de mi ley, Y tu corazón guarde mis mandamientos (Pr 3:1).
Antes de concluir, es bueno aclarar
que el desierto de nuestro pasaje de estudio fue causado por la rebeldía y dura
cerviz del pueblo de Israel, que podría decirse que en algunos casos cuando
entramos a un desierto es bajo nuestra responsabilidad.
Ahora bien hoy otro desierto en el
cual somos llevados por el Espíritu Santo para prepararnos a lo que Dios quiere
que nos enfrentemos. Entonces Jesús fue
llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo (Mt 4:1).
En su obra Comentario de la Biblia, Matthew Henry
comenta lo siguiente: “Aun los creyentes
verdaderos será tentados, en momentos de aguda prueba, a afanarse, desconfiar y
rezongar. Pero en cada prueba debemos echar nuestra preocupación sobre el Señor
y derramar nuestros corazones ante Él. Entonces hallaremos que una voluntad
sumisa, una conciencia pacífica y los consuelos del Espíritu Santo volverán
soportable a la prueba más amarga, hasta agradable, sí.”
Finalmente, las aguas de Mara y el
desierto son prototipo de lo que cada hijo de Dios vive hoy día, que es su
proceso y sus necesidades de cualquier índole, para probar lo que hay en nuestro
corazón, tenemos la ayuda y el consuelo del Santo Espíritu de Dios que mora en
nosotros. Pero cuidémonos de entrar al desierto por nuestra propia voluntad es
mejor ser instados por el Espíritu Santo porque juntamente nos dará la salida. Es mejor desechar toda clase de enojo,
resentimiento, etc; clamemos a Dios que El responderá!
Paz y gracia!
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