Cristo edificador de mi vida
Dios te bendiga mucho más!
Para el post de hoy tenemos un interesante punto de análisis, la edificación de nuestra vida, en sus diferentes aspectos, principalmente en la vida espiritual. cada uno de nosotros somos llamados a reedificar, porque la base ya está puesta, sabes quién es? Cristo.
Manos a la obra!
Texto de apertura: 1 Corintios 3:10, 11
3:10 Conforme a la gracia de Dios
que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro
edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. 3:11 Porque nadie puede
poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.
Este pasaje breve pero bien rico en su
contenido en esta oportunidad nos enseña lo siguiente:
Primero:
Imagínate que cerca de ti hay un terreno que
está vacío, abandonado, lleno de basura y escombros. Llega un inversionista y
lo compra. Este comienza a “desbaratar” a “limpiar” aquel terreno.
Este inversionista, ya tiene un plano, un
diseño y sabe lo que quiere construir, y cuál es el resultado final de esa
obra.
Se inicia el proceso de construcción, pasa un
tiempo determinado hasta que ya está lista la obra. La gran obra es exhibida,
todos la admiran, todos preguntan quién es el dueño, quién lo hizo, cómo lo
hizo, y unos quieren que ese mismo “genio” haga lo mismo para ellos.
Esa obra somos tú y yo.
Tu y yo somos el terreno, que estamos sucios,
llenos de impurezas, con escombros, guarida de muchos pecados, de maldad, de
envida, celos, inseguridades, tristeza, altivez.
Cristo es quien invierte en nosotros cuando nos
compra. Esta transacción ya se efectuó años atrás en la Cruz del Calvario,
cuando Jesús nos compró a precio de sangre.
Una vez que ya somos propiedad exclusiva de
Jesús de Nazaret somos sellados con el Espíritu Santo, e inicia el proceso de “edificación”
en nosotros.
Este proceso se lleva un tiempo, somos demolidos, purificados, todo detalle que no va acorde el diseño divino es desechado, esto puede ser el egoísmo, egocentrismo, orgullo, miedo, avaricia, indiferencia con el prójimo, falta de perdón, amargura, resentimiento, todo lo que no embellece el diseño celestial no puede quedarse en la edificación.
Pasa el tiempo, llegamos a un nivel de
edificación en el que la obra hecha por Jesús, BRILLA, algunos reconocen el
valor, otros admiran, otros tantos quieren que les suceda lo mismo a ellos.
Como somos humanos, siempre estaremos en edificación en Dios, nunca dejamos de aprender, de renovarnos, la obra se completará totalmente cuando seamos transformados aquel día en la segunda venida de Cristo.
Ahora bien, en qué momento “tenemos que ver
cómo sobre-edificamos?”
Este momento llega cuando ya pasamos de ser recién
nacidos espirituales a jóvenes y adultos maduros espiritualmente. En este ciclo se nota una mejor
sobre-edificación, que se refiere a la forma en la que tu y yo re-edificamos la
vida espiritual.
En la vida espiritual el fundamente es Cristo,
por esto nosotros re-edificamos.
Cómo reedificamos?
En amor, en templanza, en tolerancia, en
servicio, en carácter, en compromiso, entre otras; así como también en
debilidad, en falta de perdón, en falta de respeto y reverencia, sin un
verdadero temor de Dios, entre otras que pueden situarse aquí.
En qué otros aspectos somos reedificadores?
En el Ministerio que Dios te entrega.
En tu vida espiritual.
En tu relación de pareja/noviazgo, matrimonio.
En tu empleo.
En tu servicio a la iglesia.
En tu negocio.
En tus estudios/escuela/universidad/institutos,
etc.
Todo lo que Dios te entrega en tu mano es lo
que nosotros vamos a reedificar.
Dios como dueño de la obra, de tiempo en tiempo nosotros rendimos informe acerca de cómo se van dando la obra. Por esto es un proceso, porque si hay algo que falla, el Espíritu Santo se encarga de su arreglo indicándonos los detalles en específico. Es decir, siempre tenemos la compañía divina con nosotros.
Nos libre Dios que reedificamos algo diferente
que no sea para darle Gloria a Dios.
Cómo sabemos si estamos reedificando correctamente?
Dice la palabra que la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta. También dice en proverbios que la bendición de Jehová no añade tristeza. Todo lo que estemos haciendo dentro de la voluntad del Padre es un indicio de que vamos bien, pero si nos salimos de ahí, sabremos que la edificación no está bien.
Te animo a que examines hoy, cómo va tu
edificación. Empezando en tu vida espiritual. Y si no sabes pide la guía del Espíritu Santo.
Siempre responde.
Paz y Gracia.
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