Después de la victoria, qué?
Dios te
bendiga más amad@!
En el post de hoy, tenemos una breve reflexión,
tomaremos una porción del libro de 1 Reyes 18: 37 y 38. Esta parte de la
Escritura es muy versátil en cuanto a las revelaciones/interpretaciones que se
le pueda dar o que tengamos de parte de Dios.
Mayormente vemos en este texto la demostración del poder de Dios, pero hoy queremos enfocarnos en lo que acontece después de una gran VICTORIA, aquella que es concedida de parte de Dios a sus hijos.
Qué pasó con el Hombre de Dios, el profeta
Elías?
Acompáñame!
Respóndeme, Jehová,
respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que
tú vuelves a ti el corazón de ellos. Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el
holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en
la zanja. (1 Reyes 18:37, 38).
Estos versos muestran el momento en qué ocurrió
el milagro de parte de Dios en donde se consumió el holocausto ofrecido por el
profeta Elías totalmente.
Vemos en los versos a continuación qué pasa:
Viendo, pues, el
peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está
en Judá, y dejó allí a su criado. Y él
se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro;
y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo
mejor que mis padres. (1 Reyes 19: 3,4).
El Profeta Elías sale huyendo porque Jezabel
comienza una persecución contra él para acabar con su vida. Lo interesante aquí
es que mientras Elías huye podemos decir que llegó a su vida lo que conocemos
como desanimo, o será que el profeta entró en una depresión momentánea?
Dice Elías “basta ya, oh Jehová”, esta
expresión es la de un hombre que está cansado más allá de lo físico,
espiritualmente.
Hoy en día acontece a los hombres/mujeres de Dios que han tenido un largo recorrido en el cual hay luchas, batallas, levantamientos así como victorias, que las fuerzas se agotan, los dardos del enemigo son más fuertes, tal vez las circunstancias del diario vivir se torna contrario a lo que se dice por Fe. Acaso un hombre natural no se cansará? Acaso un hombre/mujer natural no siente desanimo?
Me gustaría que pensemos, qué ha pasado con
nosotros luego de haber obtenido una victoria de parte de Dios en nuestras
vidas?
He escuchado de personas que luego de haber
predicado la Palabra ya sea en su misma iglesia o en otra, o en algún evento
especial, que sienten tristeza, desanimo, o encuentran una situación que los
lleva a una situación de disgusto muy profunda.
Acaso es el hombre/incapaz de seguir con el
mismo gozo después de una gran proeza?
Este profeta Elías huyo y en los versos que
siguen dicen que se encierra en una cueva.
Somos seres humanos imperfectos y con todo lo
que uno quiera agregarle, esforzándonos por guardar mandamientos divinos. La misericordia de Dios
nos alcanza, Jesús de Nazaret sabía cuando estaba en la tierra y sabe ahora que
está a la derecha del Padre que pasaríamos por momentos en los que la fuerza se
agota y lo que hacemos es escondernos. La sensación de impotencia, de incapacidad,
la inseguridad arropa a cualquier ser humano.
Con tales emociones, el hombre/mujer de Dios,
no será capaz de llevar su ministerio con el éxito que Dios quiere que tenga.
Te ha pasado esto? Has sentido confusión luego
de haber logrado algo importante para ti?
Un punto interesante que nos enseña esta
historia es que:
Aunque Dios demuestre su poder como lo hizo con
el holocausto de Elías, no dejamos de ser hombres/mujeres sencillos, seguimos
siendo “humanos” “imperfectos”, seguimos siendo personas con emociones y
sentimientos. Por qué digo esto?
Porque vemos a grandes personas principalmente famosas,
también en nuestro alrededor, que hacen grandes prodigios por la mano de Dios y
creemos que son como “de otro mundo”, se nos olvida que son carne y sangre igual
a nosotros. Porque muchos creen que los
que profesan una fe en Jesús, son “momias” o “estatuas” que no sienten ni
padecen.
Es ese detalle lo que hace esta interacción
entre Dios y el hombre, mediante Jesús, dinámica. Viva.
En definitiva, luego de tu victoria, sólo Dios
y tú sabrá qué pasa. Puede que:
Sientas confusión, temor, un dardo de fuego que
te roba la comunión, sea lo que sea, llegue lo que llegue agárrate más fuerte
de la mano de Dios. No cometas el error de alejarte de su presencia.
Aférrate más a la Palabra de Dios, aunque te
sientas desmayar, aunque todo parezca sin solución, recuerda “algo” de lo que
has leído en tu Biblia.
Se dice fácil?
Sí. Se dice fácil. Pero una vez que
hagas el primer intento de recuperar tu gozo, tu ánimo, podrás vencer más fácilmente.
Están estas opciones a la disposición: después de
la victoria me hundo o salgo adelante.
Tu victoria en lo que sea, sólo es victoria, si
te la da el Señor Dios Todopoderoso. En el poder de su Santo Espíritu.
Tu victoria empieza de rodillas!
Paz y Gracia
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