¿Tú me lavas los pies?
Dios continúe derramando bendiciones a tu vida!
En el post siguiente trataremos una breve
reflexión-estudio a la luz de estos versos tan interesantes. Es mi deseo que
una palabra de vida quede guardada en tu corazón, así como quedó en el mío.
Manos a la obra!
Estamos en unos días llamados Semana Santa en
los cuales se recuerda año tras año lo que fue la vida, muerte y resurrección
de Cristo Jesús.
Entonces vino a Simón
Pedro;
y Pedro le dijo: Señor, ¿tú me lavas los pies?
Respondió Jesús y le
dijo: Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después.
Pedro
le dijo: No me lavarás los pies jamás.
Jesús le respondió: Si
no te lavare, no tendrás parte conmigo.
Le dijo Simón Pedro: Señor, no sólo mis pies,
sino también las manos y la cabeza.
(San Juan 13: 6 al 9)
Tenemos en estos versos a Jesús y los discípulos
en lo que fue la última cena, conocida como la Santa Cena. Evento que sucedió antes
de Jesús ser arrestado, condenado y crucificado.
Esta es una conversación que tienen Pedro y
Jesús, en lo que nos identificamos, nosotros somos como Pedro y Jesús que fue y
sigue siendo el Maestro y Señor por todos los siglos. De esto obtenemos grandes enseñanzas, las cuales veremos:
Dijo Jesús:
Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después.
Esto nos enseña que las situaciones o eventos
que acontezcan en nuestra vida, si estamos morando bajo la sombra del Altísimo son
por una razón. En el momento, no logramos comprender el por qué. Pero en la
medida que nos agarramos de las manos de Dios y le pedimos sabiduría, El nos
dejará aprender lo que debemos aprender, en todo el Señor nos tiene una
moraleja, en beneficio nuestro.
Jesús fue a Pedro para lavarle los pies, y Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás.
Con el lavamiento de los pies, el
Maestro nos da una lección de amor y humildad. En donde siendo Jesús el Hijo de Dios se sentó a la mesa a comer con
simples humanos llenos de imperfecciones y debilidades.
Esto nos dice que podemos acercarnos
a Cristo con confianza y tendremos comunión con El. Lo que mueve a Jesús a esta acción es el
amor, para que todos procedamos al arrepentimiento y perdón de pecados, para
que vengan tiempos de refrigerio.
Nosotros como Pedro, nos resistimos
a ser lavados por el Maestro, porque esto significa desechar toda una vida
pecaminosa, y los cambios siempre asustan. Al ser lavados somos limpios y para entrar en una dimensión
diferente con Cristo necesitamos estar en condición transparente.
Para sentarnos a la mesa con el Maestro precisamos
ser limpios, lavados en agua (que es símbolo
de bautizo y limpieza) y con la sangre
derramada de Cristo actuando en nosotros. Asimismo de dejar fuera todo lo que se llama pecado.
Cuando Jesús le dice a Pedro: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo.
Aquí Jesús nos deja dicho que si no dejamos
que nos ayude a quitar la dureza de
nuestro corazón, y dejamos a un lado la rebeldía que de por sí reina en
nosotros, no podremos estar junto con El disfrutando de Su presencia. Es decir,
andar en obediencia a Dios.
Cuando Pedro escucha la respuesta de Jesús,
entonces le dice: Señor, no sólo mis
pies, sino también las manos y la cabeza.
Qué significa esto? Que cuando tenemos una
relación personal con Jesús, vamos a querer intimar más y más con El. Ya no
sólo serán nuestros pies, serán nuestras manos y cabeza. Será todo nuestro
cuerpo, nuestro ser.
Seremos capaces de levantar manos
santas al cielo, además tendremos una mente alineada con el Reino de Dios y su
Justicia.
En resumen, este pasaje nos da un
ejemplo de humildad, sencillez y amor de parte de Jesús para con todos sus discípulos,
los cuales se han extendido a los días presentes, para que seamos capaces de tratarnos unos a otros con
humildad y amor.
Que dejemos entrar al Maestro y
permitamos que lave nuestro ser por completo, para que tengamos comunión y una
relación personal con El. Desechando todo lo que se llame pecado y cualquier
elemento que nos separe de Su amor y salvación eterna.
Que estos días sirven para
profundizar en el significado de la vida, muerte y resurrección de Jesús. Pero
teniendo en cuenta, que para conocer más de Dios y su Palabra tenemos más que
una semana, tenemos todo un año, toda una vida.
Paz y Gracia
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