Dos enfoques en las congregaciones
Que Dios te bendiga mucho a ti que estás
leyendo estos versos!
En esta oportunidad presento algunas
motivaciones por las que algunos se inclinan más a las congregaciones grandes
con muchos miembros, y porque otros optan por las congregaciones con pocos
miembros. Este tema es para llamar a la reflexión, quiero que lo veas con un
lente constructivo, dependiendo de dónde te encuentres si en lo poco o en lo
mucho, le saques el mayor provecho posible.
Acompáñame!
Hoy día cuando alguien siente la necesidad de visitar una congregación/iglesia, es porque es Dios quien pone este sentir en su corazón. Pero una de las cosas que influye en nosotros es ver la cantidad de personas en la iglesia y más cuando vamos por primera vez o en las primeras veces. Como seres visuales que somos le damos su importancia.
Hay un factor que hoy día está afectando mucho
a las iglesias: es que los miembros se mueven de un lugar a otro por su propia concupiscencia, justificándose con todas las excusas
posibles.
En verdad exhorto, que si estamos en un lugar y
queremos irnos, pidamos primeramente la dirección de Dios. Vayamos en el orden
divino. No en nuestro propio orden.
Creo firmemente que Dios Sí interviene en este
asunto, creo que Dios obra para que estemos en un lugar determinado, así mismo
en Su tiempo nos moverá o hará lo que desea con nosotros.
Se entiende que donde hay mucha gente, hay vida,
hay mayor capacidad para sostener la infraestructura, en cuanto a los gastos en
los cuales se incurre.
Se entiende que donde hay mucha gente, también
en el sentido espiritual hay mucha santidad, unción y poder de Dios.
También está el otro lado de la muchedumbre,
cuando hay unos pocos miembros en el tabernáculo de Dios, a la mayoría no nos
gusta. Por qué? Porque se puede creer en primera instancia que no hay nada que
hacer en aquel lugar.
Ambos lados tienen sus puntos a favor.
Hay motivos que a simple vista no se pueden
ver, por lo que a todos en la mayoría nos gusta un lugar lleno de gente, en
este caso la casa de oración de Dios, veamos:
Uno.
En la multitud, algunas personas llegan a la
hora del servicio, y hasta un poquito tarde, desde que se acaba todo, se van.
Dos.
Cuando hay multitud, son pocos los que tienen
compromiso y responsabilidad para con su iglesia. Como ya hay un cuerpo
ministerial formado, simplemente decimos “que lo hagan ellos, o que decidan
ellos”. Es decir, que las probabilidades de que las personas se sientan más
comprometidas y con sentido de lealtad son más bajas.
Tres.
Dentro de la multitud, se confunden lobos y
ovejas, en verdad, no se sabe quién es quién. Hay más probabilidades de que un
hermano se aparte del camino. Así como hay otros que por la convicción que
tienen luchan por mantenerse siempre derechos en el camino de Dios.
Cuatro.
Se dan los casos, que en la multitud, siempre
son las mismas personas que agotan las oportunidades en el servicio, y
encontramos otros con un buen talento pero que no han tenido la oportunidad de
desarrollarse como otros.
Quinto.
Cuando hay multitud se entiende que están
buscando el poder de Dios, pero si examinamos el fondo, es eso cierto? O será
que sin querer nos hacemos seguidores de los lideres, de hombres/mujeres igual
que nosotros?
Sexto.
Cuando hay tantas personas, se dan los casos
que para hablar con los pastores, hay que hacer citas. Debido a que hay tantas
cosas de hacer, el miembro no tiene un contacto más cercano con sus pastores,
no hay un seguimiento de parte del pastor para la oveja más cercano, con más
dedicación.
Quizá existen otras tantas razones, si tienes
alguna que no he mencionado aquí, por favor, compártelas, serán bien recibidas.
Séptimo.
Es de reconocer que cuando hay multitud, ayudan
con muchas causas o eventos, para cumplir como dice la Palabra que a los pobres
lo tendremos siempre.
Tenemos el otro lado aquellas casas de oración,
en donde los miembros son pocos. En su mayoría no nos agrada porque entendemos
que “no hay de nada”.
Algunas razones por las que no nos gustan los
lugares pequeños, son:
Uno.
Porque es más fácil que a cada persona se le
asigne un compromiso, o alguna tarea para hacer en la congregación. Y esto amerita lo siguiente: que debemos
cumplir con lo que se nos ha asignado por encima de la propia voluntad, hay una
problemática que se da:
-De cualquier cosa no vamos a la iglesia-.
Entonces cuando tenemos alguna tarea, debemos
de cumplirla por encima de nosotros. Salvo que nos suceda algo que se nos
escapa de nuestro control.
Dice la
Palabra, que hagamos las cosas como si fuera para Cristo mismo.
Si miramos bien, nos sentimos más útiles, porque
estamos haciendo lo de Dios. Una de las cosas que todos queremos en la vida es
sentirnos útiles, llenar algún hueco vacío en nuestras vidas. Estar en los
negocios de Dios es una de las mejores o la mejor forma de llenarlo, además de
que nuestra mente estará ocupada con buenos pensamientos.
Dos.
Como hay pocos, es más fácil saber quién es
quién, si lobos o si son ovejas. La madurez, la calidad espiritual se pone de
manifiesto. Es más difícil esconder los propios actos si son malos, pero si son
buenos saldrán por sí solos.
Tres.
Cuando hay pocos, y alguno no asiste un día o
no asiste por varios días, la ausencia se nota. Por lo tanto, si ha sido algo
gravoso es bueno comunicárselo a los pastores o líderes espirituales. También el
mismo pastor hace las diligencias para saber que ha pasado con ese hermano
ausente.
La unión hace fuerza.
Cuatro.
Cuando hay pocos, hay un mayor y mejor
seguimiento de parte de los pastores hacia las ovejas. El pastor llega a conocer
un poco más a fondo quién es la oveja que está en su rebaño.
Así que es más difícil que un hermano se salga
del camino, porque el pastor cuando le vea en actitudes o hechos que no son
propios de la oveja pondrá más atención para saber qué pasa. No es que el
hermano no se vaya a apartar del camino, pero sí se le hace un poco más
trabajoso hacerlo.
Quinto.
Una de los principales beneficios que obtenemos
en estos lugares, es que aprendemos a calmar o dominar el miedo escénico para
hablar en público. Muchos nos ponemos nerviosos con un micrófono en la mano,
pero cuando ya tenemos la costumbre, se nos hace más fácil hablar delante del público.
Sumado a esto, aprendemos a hacer varias cosas: cantar alabanzas o coros (o por
lo menos intentarlo), leer en público, dar una exhortación, una predicación,
aprendemos a tener la dirección del servicio, aprendemos a tocar instrumentos
musicales (si estamos dispuestos y con paciencia) nadie sabe si se presenta la
oportunidad en la que tengamos que sustituir a alguno de los músicos. Estos son
ejemplos de cosas que podemos hacer.
También tus ideas o aportes son tomados más rápidamente
en cuenta. No estoy diciendo que en la multitud no lo hagan, pero hay más
tiempo de dilación. Lo que digo aquí es que es más rápido.
En ocasiones desestimamos los lugares pequeños
para congregarnos, y es normal, porque nos movemos por la vista, pero hay tanto
de hacer y aprender.
Hay mucho a favor de estos lugares,
especialmente en el ámbito espiritual. Ahora bien, si se habla o se predica la
palabra en la sana doctrina, nada de paños tibios y consentimiento de pecado y
cosas mal hechas.
Como has leído ambos lados tienen sus puntos a
favor y no a favor, también depende de cómo tu lo mires.
Es bueno que cada vez más, estemos claros con
respecto de si seguimos a Dios o si seguimos a los hombres/mujeres. Hago énfasis
en que la palabra de Dios nos manda a congregarnos. Un cristiano que diga que
solo Dios es su pastor, y que por sí solo puede perseverar en este camino, está
errado.
Finalmente, en donde quiera que te encuentres
quien decide hacer más o hacer menos eres tu mism@. Eres importante en donde quiera que estés,
ambas clases de congregaciones te necesitan. En ti está la decisión de mantener
tu vida espiritual activa siempre fluyendo, en avivamiento. Ambos lugares
pueden tener sus defectos pero tu amor debe sobrepasarlos. Recuerda si en lo
pocos somos fieles en lo mucho también lo seremos.
En donde quiera que estemos somos llamados a ser custodios del evangelio
Paz y Gracia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario