EL PAPELITO VIEJO
Para hoy tenemos un punto de análisis muy importante, El papelito viejo. Te preguntarás a qué se refiere?
El papelito viejo representa a los cristianos con un largo servicio, con el paso del tiempo y embates de la vida su primer amor se apaga. Este análisis es para nuestra educación cristiana y avivar el fuego de nuestro corazón siguiendo la soberana vocación de la fe en este camino.
Dios te
bendiga más!
Manos a la obra!!
Este tema enfoca a aquellos cristianos que ya
tienen muchos años en el evangelio, o siendo parte de alguna creencia
religiosa. Hay un peligro en estas trayectorias largas dentro del servicio,
cuál es ese peligro? Que damos ya todo
por sentado.
Es como aplicar la frase de “lo difícil no es
llegar, es mantenerse”. Muchos cristianos luego que llegan o sobrepasan un
tiempo X, experimentan la sensación de que ya lo han visto todo, o que conocen
todo, o que tienen mucho conocimiento. Después su forma de expresarse es la
siguiente: “esto o aquello es para los nuevos”.
Primero: el origen
Todas las personas en primer lugar cuando llegamos
a los pies de Cristo, somos un papel nuevo. Como estamos en blanco Dios empieza
a hacer con nosotros conforme a su voluntad: recorta el papel, escribe en el,
lo dobla, vuelve y lo endereza, etc.
En el transcurso del tiempo el papel aguanta
todo tipo de tiempos, va a diferentes lugares, personas distintas lo ven, lo
critican, lo halagan, lo tiran al piso, otro lo recoge, etc.
Así es la vida del creyente en Dios, vive
diferentes tiempos, llega a lugares distintos, trata con diferentes personas,
algunas lo hieren, otras ayudan, otras lo maltratan mucho, las dificultades
externas que llegan a su vida, los dardos de fuego del enemigo, la lucha
constante por seguir firme en lo que ha creído, su fe es puesta a prueba muchas
veces, el creyente ríe, llora, se cae, se levanta, tiene ánimo, se desamina,
trabaja, descansa, ama, deja de amar, entre otras tantas cosas que ocurren.
Al nacer de nuevo espiritualmente, tenemos algo
que se llama amor. En el primer amor queremos hacer de todo, y queremos ser los
más buenos del planeta tierra.
Vamos a la luz de la palabra lo que dice en
Apocalipsis 1: 2 y 3.
Yo conozco tus obras, y tu arduo
trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los
que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has
sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi
nombre, y no has desmayado.
Te identificas con este verso?
Esto es lo que pasa con aquel papelito viejo,
que ha vivido tantas cosas, que el amor y pasión, que un día lo impulsaba se
duerme. El amor no desaparece, pero sí duerme.
Qué acontece? Que al estar dormidos, dejamos
que sean “los demás”, los “nuevos” que hagan el trabajo. Lo que tal vez puede hacer ese papelito
viejo, deja que sea el papelito nuevo que en su primer amor lo hace todo.
Hoy día hay muchos hijos de Dios dormidos, cristianos que al tener muchos años sólo se
rigen “por su propio librito” y no ven que los tiempos cambian, no se dan
cuenta que el contenido del “librito” deben ajustarlo al tiempo actual, sin
abandonar su esencia. Es buscar una estrategia para llevar el contenido.
Segundo: las
consecuencias
Cuáles son las consecuencias cuando espiritualmente
alcanzamos madurez y creemos que hay cosas que “los nuevos que lo hagan?”
Primero. La vida espiritual llega a ser tan
normal, que después salirnos de ahí es un problema serio.
Segundo. Vivimos atrapados en el pasado, “en
aquellos tiempos” de cuando “hacíamos” proezas.
Tercero. No nos adaptamos probablemente a la
nueva iglesia en la que estamos, o puede ser algún tipo de situación diferente.
Esto es resistencia al cambio.
Cuarto. Los demás son los que tienen que hacer
las cosas para que aprendan.
Quinto. Le buscamos un “pero” a todas las
cosas.
Sexto. Los talentos ya no producen al cien por
ciento. El uso de los dones espirituales se estanca.
Tercero: la solución
para despertar del sueño
Para que el papelito viejo recupere su
esplendor es necesario:
Estar alerta: alerta? De qué? Alerta de no caer
en la rutina espiritualmente. Al llegar al punto estable está el peligro de
dormirnos en la rutina. Aquí es donde hay que estar alerta, de combatir “lo
mismo de todos los días”, con cosas nuevas, como por ejemplo: orar más,
involucrarse en alguna actividad de trabajo, proponerte nuevos retos, alguna
meta nueva y escríbela. Y si ya crees que lo has hecho todo, sabes qué?
Vuelve al inicio y comienza otra vez, recupera
tu primer amor, tu pasión, entusiasmo, ese brillo en tus ojos de hacer la
voluntad de Dios. Esta es la forma de avivar el fuego del don que Dios ha
puesto en ti. Involucra al Espíritu Santo, pídele que te alerte cuando estés en
camino de convertirte en un papelito viejo.
Como ves no hay atajos, ni formulas mágicas, lo
que sí hay es mucho trabajo por hacer, trabajo que solo nosotros somos los
responsables.
Otros aspectos que sirven de ayuda son los
siguientes:
Tener buen fundamento: Desde nuestro nacimiento
espiritual la guía y alimento espiritual que sea sano.
La actitud de humildad: Ser humilde y mostrarlo.
Qué pasa si no soy humilde? Dios se
encargará de arreglar eso. Ten paciencia porque duele.
Capacidad de recibir críticas constructivas/no
constructivas.
Aunque seas un papelito viejo ya sea en la
edad, o espiritualmente, o en las dos cosas, el contenido de tu papel debe
renovarse, se un papelito viejo que llame a la “atención” de los demás. Que sea
parte de la solución. No tienes idea de qué hacer? Pide iluminación al Espíritu Santo de Dios, y espera su respuesta.
Paz y gracia!
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